META VS. EUROPA: cuando la política se convierte en silencio
Por Coral Costa
Esta semana, Meta ha empezado a bloquear anuncios que considera “debate político”. Una medida que llega después de tiempo de tensión con la Unión Europea en torno a la transparencia publicitaria.
Para evitar problemas legales, Meta ha optado por aplicar el cortafuegos más fácil: prohibir la difusión de cualquier anuncio que pueda interpretarse como apertura de un debate político. ¿El resultado? Campañas humanitarias, de salud pública, educación o sensibilización social también están cayendo en el mismo saco. Campañas que buscan denunciar el genocidio de Gaza, recaudar fondos para emergencias globales o remover la salud pública ahora pueden ser bloqueadas por “políticas”.
No me extraña: la transparencia nunca ha sido el punto fuerte de Meta. Pero, por otra parte, tampoco me sorprende que en el contexto político actual exista una creciente voluntad de controlar el discurso a través de los canales digitales. El debate político, en según qué ideologías, hace tiempo que incomoda. Y cuando eso ocurre, el poder tiende a regular, filtrar y simplificar aquello que no puede controlar. Pero esta vez, el silencio no afecta solo a los partidos políticos, sino a las voces que trabajan para dar voz a los demás. Fundaciones, ONG y entidades que simplemente quieren concienciar o educar… ahora ven cómo sus anuncios son etiquetados como “políticos” y bloqueados automáticamente.
En Persualia conocemos bien este terreno. Desde hace años, por diversas circunstancias, hemos tenido que aprender a comunicar mensajes sociales o políticos sin utilizar el disclaimer de Meta. Es frustrante y nos ha dado más de un quebradero de cabeza, pero también nos ha obligado a encontrar caminos creativos para seguir haciendo llegar mensajes que importan.
El reto, hoy, es aprender a comunicar de otra manera
- Trasladar los mensajes más reivindicativos fuera de Meta, hacia canales propios o medios externos a la publicidad, donde la libertad de tono no se vea condicionada.
- En Meta, centrar la conversación en la parte humana y empática del relato, evitando que el mensaje sea percibido como debate político.
- Crear contenidos que generen implicación personal —participación, reflexión, pequeñas acciones— sin caer en la polarización.
- Y, sobre todo, seguir hablando de justicia, derechos y causas sociales, pero con inteligencia estratégica y narrativa.
A pesar de las piedras que nos ponen en el camino, soy optimista: hay alternativas, hay nuevos caminos, y la creatividad sigue siendo la mejor herramienta para seguir trabajando.
¿Qué opináis vosotros?
¿Creéis que esta nueva política de Meta puede acabar condicionando el tipo de mensajes sociales que llegan a la gente?
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